Tercer periodo

CRISTIANISMO

La predicación de nuestro señor  Jesucristo irrumpió en el escenario mundial en el siglo primero. Su mensaje era tan vigorizante, iluminador e inspirador que los oyentes quedaban atónitos. Muchos de los que lo oyeron hablar se sintieron profundamente conmovidos por sus palabras (Mateo 7:28, 29).

Reconoció abiertamente la influencia dominante de los espíritus malvados en la Tierra y demostró que era más poderoso que ellos, gracias al espíritu de Dios (Mateo 4:2-11, 24; Juan 14:30). Jesús expuso con destreza la relación fundamental entre el sufrimiento y el pecado, y señaló con amor que el Reino de Dios traería la solución definitiva a todos los problemas (Marcos 2:1-12; Lucas 11:2, 17-23).

El fundamento de la unidad cristiana

Cuando Jesús compareció ante Poncio Pilato, declaró el fundamento de la unidad cristiana al decir: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz” (Juan 18:37). Por eso, el que acepten las enseñanzas de Jesús y el resto de la Palabra inspirada de Dios, la Biblia, tiene un poderoso efecto unificador en los discípulos verdaderos de Cristo (1 Corintios 4:6; 2 Timoteo 3:16, 17).

Jesús no dejó lugar para disensiones o facciones entre sus discípulos; tampoco los autorizó para que reinterpretaran las verdades divinas a fin de que se ajustaran a las tradiciones culturales o religiosas de las personas a quienes predicaran. Antes bien, la última noche que estuvo con ellos, oró con fervor diciendo: “Hago petición, no respecto a estos solamente, sino también respecto a los que pongan fe en mí mediante la palabra de ellos; para que todos ellos sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:20, 21).

ATEISMO

La negación de la existencia de Dios alcanzó una altura impresionante, como la de un árbol encumbrado, para el siglo XIX. Las respuestas de los filósofos de renombre de la época eran enfáticas y claras. “Tal como ya no necesitamos un código moral, tampoco necesitamos la religión”, dijo Friedrich Nietzsche. “La religión es el sueño del espíritu humano”, afirmó Ludwig Feuerbach. Y Karl Marx, cuyos escritos tendrían una profunda influencia en las siguientes décadas, expresó con atrevimiento: “Quiero liberar más al espíritu de las cadenas de la religión”.

Hoy día vivimos en un planeta plagado de problemas; un vistazo a los titulares de los periódicos confirma este hecho todos los días. El estado desesperado de nuestro mundo ha llevado a muchas personas a cuestionarse la existencia de Dios. Algunas, que se dicen ateas, incluso niegan su existencia.

Se perciben las raíces

La contemplación de un gran árbol es impactante. Sin embargo, el ojo solo percibe las hojas, las ramas y el tronco. Las raíces, la fuente vital del árbol, están escondidas en el subsuelo.

Algunas personas, como Juan Calvino y Martín Lutero, intentaron reformar la Iglesia. No obstante, sus métodos no siempre fueron cristianos; la intolerancia y el derramamiento de sangre caracterizaron la Reforma. (Compárese con Mateo 26:52.) Tan crueles fueron algunos abusos, que tres siglos más tarde Thomas Jefferson, el tercer presidente de Estados Unidos, escribió: “Sería más perdonable no creer en ningún dios, que blasfemar contra él mediante los atroces atributos de Calvino”.

Está claro que la Reforma no restableció la adoración pura. Sin embargo, redujo el poder de la Iglesia Católica. El Vaticano ya no poseía el monopolio de la fe religiosa. Muchos se unieron a las nuevas sectas protestantes. Otros, decepcionados de la religión, hicieron del intelecto humano su objeto de adoración. Todo ello resultó en una actitud liberal que daba cabida a diversas opiniones sobre Dios.

LA SANTA INQUISICIÓN

El término Inquisición se hace referencia a diversas instituciones creadas con el fin de suprimir la herejía – doctrina mantenida en oposición al dogma de cualquier iglesia –, dentro del seno de la Iglesia Católica. La Inquisición medieval, de la que derivarían todas las demás, fue fundada en 1184 en el sur de Francia para combatir la herejía de los cátaros o albigenses, pero tuvo poco efecto al no proporcionarse apenas medios.  La Inquisición en sí no se constituyó hasta 1231, con los estatutos Excommunicamus del papa Gregorio IX. Con ellos el papa redujo la responsabilidad de los obispos en materia de ortodoxia, sometió a los inquisidores bajo la jurisdicción del pontificado, y estableció severos castigos.

Tribunal de la Santa Inquisición y del Santo Oficio

En 1478 es fundado en España por los Reyes Católicos – Isabel y Fernando –, con la autorización del papa Sixto IV, el Tribunal de la Santa Inquisición, un Tribunal mixto, integrado por varios eclesiásticos, expertos conocedores del dogma y moral católicos, del Estado y de la Iglesia, que se ocupaba de juzgar los delitos relacionados con la fe y las buenas costumbres. El principal propósito del tribunal era vigilar la sinceridad de las conversiones de judíos y musulmanes. El primer inquisidor general fue el célebre fray Tomás de Torquemada.

Los “autos de fe” eran los cumplimientos de las sentencias dictadas por el Tribunal de la Santa Inquisición…

Ya en 1569, durante el reinado de Felipe II, se estableció Tribunal del Santo Oficio de Lima y México y en 1610 se estableció el tercer y último tribunal en Cartagena de Indias. Hubo algunos casos de tortura al comienzo, como el cacique Don Carlos de Texcoco o los tres indios de Tlaxcala, pero fueron tan polémicos que dos años después los indígenas fueron excluidos de la acción de dicho Tribunal al considerarlos neófitos en la fe. Aún así el número de reos fue elevado, como ejemplo, el inquisidor Pedro Ordónez Flórez, quien dejó 184.225 presos en 17 años.

LA REENCARNACION

La creencia de que uno renace en una o más existencias sucesivas, sea en forma humana o animal. Generalmente se cree que un “alma” intangible es lo que renace en otro cuerpo. No es una enseñanza bíblica.

Qué diferencia hay entre la reencarnación y la esperanza que se da en la Biblia?

Reencarnación: De acuerdo con esta creencia, cuando una persona muere, el alma, el “verdadero yo”, pasa a otra existencia mejor si el individuo ha llevado una vida buena y correcta, pero posiblemente a una existencia como animal si su vida se ha inclinado más a lo malo que a lo bueno. Se cree que cada vez que la persona renace vuelve a este mismo sistema de cosas, donde se encara a más sufrimiento y, finalmente, a la muerte. Los ciclos de renacimiento se consideran casi interminables. ¿Es un futuro como ese lo que realmente le espera a usted? Algunas personas creen que el único modo de escapar es suprimir todo deseo de las cosas que son agradables a los sentidos. ¿A qué escapan? A lo que algunos describen como vida inconsciente.

Biblia: De acuerdo con la Biblia, el alma es la persona completa. Aunque una persona haya hecho cosas malas en el pasado, si se arrepiente y cambia de proceder, Jehová Dios la perdona (Sal. 103:12, 13). Cuando la persona muere, nada sobrevive. La muerte es como dormir profundamente sin soñar. Habrá una resurrección de los muertos. Esto no es una reencarnación, sino un traer de vuelta a la vida la misma personalidad (Hech. 24:15). Para la mayoría de la gente, su resurrección será para vivir en la Tierra. Tendrá lugar después que Dios ponga fin al sistema inicuo actual. Las enfermedades, el sufrimiento, hasta el tener que morir, llegarán a ser cosas del pasado (Dan. 2:44; Rev. 21:3, 4)